12- SABIDURÍA COMPASIVA

El Corazón del Sendero

En el corazón de la enseñanza del Buddha no hay solo una sabiduría fría y analítica, sino una sabiduría profundamente compasiva. El Suttapiṭaka revela, en múltiples ocasiones, que el desarrollo mental no se basa únicamente en la comprensión intelectual del sufrimiento, sino también en la sensibilidad hacia el sufrimiento de los demás. Esta unión de paññā (sabiduría) y karuṇā (compasión) forma un pilar esencial del camino.

El Buddha compasivo

A lo largo de los discursos, el Buddha es presentado no como un maestro distante, sino como alguien movido constantemente por la compasión. En el Aṅguttara Nikāya (AN 4.113), se declara que uno de los motivos por los que el Tathāgata enseña es:

“por compasión hacia los seres” (anukampāya sattānaṃ).

Esa compasión no es un sentimiento pasajero, sino un estado mental cultivado, activo y lúcido. Por eso, al encontrar personas atrapadas en visiones dañinas, el Buddha no las reprende con dureza, sino que busca ayudarlas a ver claramente:

“El Tathāgata surge en el mundo… por la felicidad de muchos, por la compasión hacia el mundo…”
(DN 14, Mahāpadāna Sutta)

Este impulso de compasión se ve también en su constante disponibilidad para enseñar incluso cuando su cuerpo estaba fatigado. En el Mahāparinibbāna Sutta (DN 16), a pesar de su enfermedad y su edad avanzada, el Buddha continúa orientando a los monjes, sin retraerse de su tarea de guía espiritual.

Karuṇā como cultivo mental

La compasión no es solo un estado noble, sino una práctica concreta. En el desarrollo de los brahmavihāras —los estados mentales sublimes— el cultivo de karuṇā es fundamental. El Buddha enseña:

“Él mora, con una mente llena de compasión, pervadiendo una dirección del mundo; así también la segunda, la tercera y la cuarta… así arriba, abajo, a través, en todo lugar, por todos como por uno mismo, él mora pervadiendo el mundo entero con una mente llena de compasión, vasta, exaltada, sin enemistad ni mala voluntad.”
(MN 7, Vatthūpama Sutta; también en DN 13, Tevijja Sutta)

Aquí, la compasión es una meditación expansiva: no se limita a lo que sentimos espontáneamente por alguien cercano, sino que se entrena para incluir a todos los seres sin excepción.

La sabiduría que ve, la compasión que actúa

Cuando el Buddha habla de la sabiduría como la visión clara del sufrimiento, su causa, su cesación y el camino hacia su cesación (MN 141, Sacca-vibhanga Sutta), esa visión se vuelve estéril si no va acompañada de una respuesta compasiva. Por eso, el practicante no solo se sienta a entender, sino que cultiva un corazón que responde.

De hecho, la sabiduría sin compasión puede volverse fría y desapegada; la compasión sin sabiduría puede ser ciega y emocionalmente reactiva. Pero juntas, forman una mente verdaderamente liberadora: lúcida y amorosa, clara y abierta.

Conclusión

En tiempos donde la introspección puede volverse narcisista y el conocimiento una carga sin guía, el Dhamma del Buddha nos recuerda que el camino es una práctica de claridad y de amabilidad. No se trata solo de ver, sino de ver con un corazón que desea aliviar. Así se cultiva no solo la liberación personal, sino una presencia transformadora en el mundo.

“Así como una madre protegería con su vida a su único hijo, así uno debe cultivar un corazón sin límites hacia todos los seres.”
(Sn 1.8, Mettā Sutta)

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