3 REFUGIO EN EL SANGHA

En términos convencionales, el Sangha significa el Bhikkhu-Sangha, la orden de monjes. El Sangha, aquí, es un órgano institucional regido por reglamentos promulgados oficialmente. Sus puertas de pertenencia están abiertas a cualquier candidato que cumpla las normas requeridas. Todo lo que se necesita para entrar en el Sangha es someterse a la ordenación de acuerdo con el procedimiento establecido en el Vinaya, el sistema de disciplina monástica.

A pesar de su carácter formal, la orden de monjes cumple un papel indispensable en la preservación y perpetuación de la dispensación del Buddha. En un linaje ininterrumpido que se remonta a más de veinticinco siglos, la orden monástica ha servido como el custodio del Dhamma. El modo de vida que procura es lo que hace posible ejercer esta función. La dispensación del Buddha, como hemos sugerido, posee un doble carácter: es un camino de práctica que conduce a la liberación del sufrimiento, así como un conjunto distintivo de doctrinas engastadas en las escrituras que exponen los detalles de este camino. El Sangha tiene la responsabilidad de mantener ambos aspectos de la dispensación. Sus miembros asumen la carga de continuar la tradición de la práctica con la intención de mostrar que se puede lograr el objetivo y alcanzar la liberación. También tienen la tarea de preservar las doctrinas, procurando que las escrituras se enseñen y se transmitan a la posteridad libres de distorsiones y malas interpretaciones.

Por estas razones, el Sangha institucional es extremadamente vital para la perpetuación de la enseñanza del Buddha. Sin embargo, la orden de monjes no es en sí misma el Sangha que constituye el tercer refugio. El Sangha que sirve como refugio no es un órgano institucional, sino una comunidad espiritual no reglamentada que comprende a todos aquellos que han logrado penetrar en el significado más profundo de la enseñanza del Buddha. El Sangha-refugio es el Sangha de los ariya, la comunidad noble, compuesta exclusivamente por ariyas, personas de altura espiritual superior. La pertenencia a esta comunidad no está basada en lazos formales eclesiásticos, sino en los lazos invisibles de una realización interior común. El único requisito de admisión es el logro de esta realización, que en sí mismo es suficiente para otorgar acceso.

Aunque el modo de vida establecido por la orden monástica, con su énfasis en la renuncia y la meditación, es el más propicio para alcanzar el estado de ariya, el Sangha monástico y el Sangha ariya no tienen los mismos límites ni dimensión. Su composición puede variar, y esto por dos razones: primera, porque muchos monjes -la gran mayoría, de hecho- siguen siendo mundanos (puthujjana) y de ahí que no puedan funcionar como refugio, y segunda, porque el Sangha ariya también puede incluir a laicos. La pertenencia al Sangha ariya depende únicamente de los logros espirituales y no de la ordenación formal. Cualquier persona -laico o religioso- que penetra en la enseñanza del Buddha mediante su entendimiento directo, consigue el ingreso mediante ese mismo logro en sí.

El Sangha ariya comprende, entre sus miembros, ocho tipos de personas, que se unen en cuatro pares. El primer par está formado por la persona que está en el paso de entrada en la corriente y el que entra en la corriente, el que ha entrado en el camino hacia la liberación y alcanzará la meta en un plazo máximo de siete vidas; la segunda pareja es la de la persona que está en el paso del que retorna una vez y el que regresa una vez, que regresará al mundo humano sólo una vez más antes de llegar a la meta; la tercera pareja es la de la persona que está en el paso del que no retorna y la que no retorna, que no volverá otra vez al mundo humano, pero renacerá en un mundo celestial puro desde donde llegará a la meta final; y el cuarto par es el formado por la persona que está en el paso del arahat y el mismo arahat, que ha expulsado todas las impurezas y cortado las diez cadenas que causan la servidumbre al saṃsāra.

Los ocho tipos de personas pueden dividirse, de otra forma, en dos clases generales. Una consiste en aquellos que, al penetrar en la enseñanza, han entrado en el sendero supramundano hacia la liberación, pero deben de practicar aún más para llegar a la meta. Esto incluye a los primeros siete tipos de personas ariya, que se conocen colectivamente como “aprendices” o “estudiantes” (sekha) porque todavía están en proceso de aprendizaje. La segunda clase comprende a los arahats, que han terminado la práctica y han materializado completamente el objetivo. Estos se llaman “más allá del aprendizaje” (asekha) puesto que ya que no les queda formación que seguir.

Tanto los aprendices como los arahats han entendido directamente la importancia esencial que, para sí mismos, tienen las enseñanzas del Buddha. Las enseñanzas han arraigado en ellos y, en la medida en que quedara algún trabajo por hacer, ya no dependen de otros para consumarlo. En virtud de este dominio interior, estos individuos poseen las cualidades necesarias para guiar a otros hacia la meta. De ahí que el Sangha ariya, la comunidad de personas nobles, puede funcionar como refugio.

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