Anicca – Nada permanece igual
En los discursos del Buddha, la palabra Anicca (impermanente) aparece una y otra vez como una de las tres características fundamentales de la existencia, junto con Dukkha (insatisfacción) y Anattā (no-yo). Comprender la naturaleza de lo impermanente no es un ejercicio meramente intelectual, sino un entrenamiento en la observación directa de la realidad tal como es.
El Buddha enseñó que todas las formaciones condicionadas (saṅkhārā) son impermanentes. Todo aquello que surge debido a causas y condiciones –el cuerpo, las emociones, los pensamientos, las situaciones externas– inevitablemente está sujeto a cambiar y cesar.
“Aniccā vata saṅkhārā — uppāda-vaya-dhammino”
“Impermanentes, en verdad, son las formaciones: surgen y cesan por naturaleza.”
— Mahāparinibbāna Sutta (DN 16)
Esta enseñanza, lejos de ser una sentencia pesimista, es una invitación a soltar el apego. El sufrimiento nace cuando tomamos lo transitorio como si fuera permanente, lo inestable como si fuera estable. Por ejemplo, cuando esperamos que una emoción placentera dure para siempre, o cuando nos aferramos a una identidad, una relación o una etapa de la vida, inevitablemente aparece el sufrimiento al constatar que todo eso cambia.
En el Anattalakkhaṇa Sutta (SN 22.59), el Buddha guía a los primeros cinco discípulos a contemplar los cinco agregados (forma, sensación, percepción, formaciones mentales, consciencia) y ver que ninguno de ellos es permanente, satisfactorio ni controlable. Esa fue la primera vez que alguien alcanzó el Despertar a través de la enseñanza de la impermanencia.
Anicca no es solo un concepto para estudiar, sino una realidad para contemplar y realizar.
Podemos empezar por observar cómo cambian nuestras emociones durante el día, cómo las sensaciones surgen y se desvanecen al sentarnos a meditar, cómo los pensamientos vienen y van como nubes en el cielo.
La práctica de meditación en el Canon Pali se basa en esta atención constante:
“Yassaṃ yassaṃ vihārasmim, sati sati vipassanā — tattha tattha pāṭubhūtaṃ, aniccaṃ dukkhaṃ anattāti.”
“En cualquier morada donde esté presente la atención y la visión clara, ahí aparece el entendimiento de la impermanencia, del sufrimiento y del no-yo.”
— Saṃyutta Nikāya
No se trata de forzar una conclusión, sino de ver por uno mismo:
¿Qué es lo que realmente permanece?
¿Dónde hay algo que no esté cambiando?
Al observar con claridad, surge una comprensión silenciosa y profunda. Y con ella, la posibilidad de liberarse del sufrimiento.
He comprendido. Estaba aferrada a la idea de poder generar y mantener una realidad sin sufrimiento. Como formas libres de su sufrimiento/transformación. Pero sí entendí, gracias por apuntarlo
Me alegra que sea de utilidad =)
Es posible hacer un papel habiéndolo aceptado? sin tener que morir físicamente?
Todos vamos cumpliendo un papel temporal dentro del marco de las condiciones que se nos presentan, pero el cese físico es inevitable, es parte del proceso natural de la vida.