¿CÓMO OCURRE EL RENACIMIENTO SIN ALMA?

Una de las enseñanzas más distintivas del Buddhismo es la doctrina del anattā, o “no-yo”. A diferencia de muchas otras religiones o filosofías de la India antigua, el Buddha rechazó explícitamente la idea de un alma eterna e inmutable que transmigra de vida en vida. Sin embargo, también enseñó el renacimiento como un fenómeno real dentro del ciclo del samsāra. Esto plantea una pregunta clave: ¿cómo puede haber renacimiento sin un alma que lo transmita?

El rechazo del “yo” permanente

En múltiples ocasiones, el Buddha deja claro que no existe un “yo” inmutable o sustancia interior que sea dueña del cuerpo o de la mente. Todo lo que tomamos como identidad —el cuerpo, las sensaciones, las percepciones, las formaciones mentales y la conciencia— es condicionado, impermanente y, por tanto, no puede ser considerado un yo.

“Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi ser.”
Majjhima Nikāya 1 (Mūlapaṇṇāsa, Sabba Sutta)
(refiriéndose a los cinco agregados)

El renacimiento como continuidad condicionada

En lugar de un alma, lo que se transmite es un proceso condicionado, una cadena causal en movimiento. Este proceso es explicado por la doctrina de la originación dependiente (paṭiccasamuppāda), que describe cómo un conjunto de causas da lugar a una nueva existencia, sin que haya una entidad fija que transmigre.

“Con la ignorancia como condición, surgen las formaciones; con las formaciones como condición, surge la conciencia…”
Saṃyutta Nikāya 12.1 (Paṭiccasamuppāda Sutta)

El eslabón clave para el renacimiento es la conciencia (viññāṇa). Esta conciencia, condicionada por acciones pasadas (kamma), busca un nuevo soporte al morir, y así se inicia un nuevo ciclo de existencia cuando encuentra las condiciones apropiadas (en combinación con nombre-forma, nāma-rūpa).

“Si no hubiese conciencia que descendiera en el vientre materno, ¿se desarrollaría nombre y forma?”
Majjhima Nikāya 38 (Mahātaṇhāsaṅkhaya Sutta)

Esto muestra que la conciencia no es una entidad fija, sino un flujo condicionado que, al no haberse liberado, continua en un nuevo nacimiento. El renacimiento es por tanto una reactivación del proceso, no una reubicación de un yo.

Analogías usadas por el Buddha

Para explicar cómo puede haber continuidad sin identidad, el Buddha usó analogías que ilustran un proceso sin sustancia:

  1. Llama encendida de una lámpara a otra
    La llama nueva no es la misma, ni completamente diferente de la anterior. No hay una entidad que transmigre, pero sí hay una conexión causal.
  2. Leche → cuajada → mantequilla
    “Monjes, así como la leche se convierte en cuajada, la cuajada en mantequilla y la mantequilla en ghee, aunque cada una depende de la anterior, ninguna es idéntica a la otra.”
    Milindapañha (texto poscanónico, pero útil como explicación tradicional)
  3. Serie de momentos mentales
    “Como una línea de fuego que se ve continua al girar rápidamente una antorcha, aunque no haya una sustancia permanente.”
    — (Analógica implícita en el análisis del citta en los comentarios al Abhidhamma)

Aunque estas analogías aparecen también en los textos comentariales, están en armonía con el espíritu de los suttas, que siempre destacan que el renacimiento no implica una transmigración de una sustancia, sino una continuidad de causas y condiciones.

La intención (cetanā) como motor del proceso

El elemento más determinante que guía el renacimiento es el kamma, o acción volitiva. El Buddha lo resumió así:

“Es la intención, monjes, lo que yo llamo kamma; porque habiendo intencionado, uno actúa con el cuerpo, la palabra y la mente.”
Aṅguttara Nikāya 6.63

Esa intención deja huellas que maduran como condiciones para un nuevo nacimiento. No hay un “yo” que transmigre, pero sí hay un legado kármico que condiciona el surgir de una nueva existencia.

Renacimiento sin transmigración

En resumen:

  • No hay alma, ni esencia permanente.
  • Lo que se reconstituye es un nuevo ser condicionado por causas anteriores.
  • Esta continuidad es funcional, no sustancial.
  • El renacimiento es parte del ciclo de dukkha, del cual solo se sale con el logro de Nibbāna.

El Buddha explicó:

“El que ve el origen condicionado ve el Dhamma; el que ve el Dhamma ve el origen condicionado.”
Majjhima Nikāya 28 (Mahāhatthipadopama Sutta)

Conclusión

El renacimiento, en la visión buddhista, no requiere de un alma. Es un proceso de surgimiento condicionado, donde el flujo de causas —ignorancia, deseo, kamma, conciencia— continúa generando existencia. Comprender esto con claridad lleva a una percepción más profunda del samsāra y despierta el anhelo de liberación, ya que uno ve que no hay una “persona” que transmigra, pero sí hay sufrimiento que se repite mientras no haya sabiduría que lo disuelva.

2 comentarios en “¿CÓMO OCURRE EL RENACIMIENTO SIN ALMA?”

  1. Maestro
    Surgió duda,
    Si la conciencia es un proceso continuo condicionado por el karma pero independiente y diferente al anterior, para que trabajar la mente en busca de menos karma?

    1. Es una excelente pregunta.

      Porque aunque no hay una “alma” o entidad permanente, el proceso condicionado sigue una ley de causalidad ética (karma). Las acciones (kamma) crean tendencias, hábitos mentales (saṅkhāra) y condiciones para futuros estados de conciencia y experiencia.

      Entonces, incluso si no hay un “yo” que transmigre, el sufrimiento continúa mientras haya ignorancia y aferramiento. El trabajo mental —meditación, ética, sabiduría— apunta a interrumpir ese proceso condicionado.

      El propósito del trabajo interior no es crear “buen karma” para un ser futuro, sino liberar la mente del ciclo condicionado completamente (nirodha). En la práctica, se empieza cultivando karma hábil (kusala kamma) para estabilizar la mente y permitir la visión clara, que lleva al desapego y eventualmente al cese.

      Como dice el Samyutta Nikāya:

      “Lo que uno hace, eso hereda. No un alma, no un yo, pero sí la herencia del kamma.”
      (SN 12.38, Cetana Sutta)

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