En el corazón de las enseñanzas del Buddha resuena una verdad profunda y eterna:
“El odio no cesa con el odio, el odio cesa con el amor. Esta es una ley muy antigua.”
(Dhammapada, verso 5)
Esta afirmación no es solo un consejo ético, sino una enseñanza directa sobre la naturaleza de la mente y la transformación del sufrimiento. En el Buddhismo, el odio (dosa) es una de las tres raíces no saludables de la mente, junto con el apego (lobha) y la ignorancia (moha). Estas raíces perpetúan el ciclo de sufrimiento (dukkha) y el renacimiento. Para liberarnos de ellas, el Buddha enseñó caminos prácticos y mentales que conducen a la paz y a la sabiduría.
A continuación, exploramos cada una de las siete cualidades del Dhamma que nos ayudan a transformar este estado.
1. Tolerancia
La tolerancia implica abrir espacio mental ante los desafíos, pensamientos y emociones. En el Buddhismo, se relaciona con la práctica de kshanti (paciencia/tolerancia), uno de los pāramīs o perfecciones. No se trata de resignación pasiva, sino de sabiduría que evita reaccionar impulsivamente. Aceptar sin pelear con la realidad nos libera del ciclo de reacciones negativas.
“Soportar con paciencia los insultos y el sufrimiento es la mayor fuerza.”
(Khuddaka Nikāya, Itivuttaka 28)
2. Generosidad
El odio surge del egoísmo, de la autoimportancia y del “yo” rígido. La generosidad (dāna) disuelve ese ego. Dar sin esperar nada a cambio genera apertura, empatía y conexión con los demás, reduciendo las barreras del “yo” contra “ellos” que alimentan el odio.
“Si supieran, como yo sé, los frutos de dar, no dejarían pasar una comida sin compartirla.”
(Itivuttaka 26)
3. Paciencia
La paciencia (khanti) nos permite permanecer con el malestar sin alimentarlo. Entender que todo es impermanente (anicca) nos da la libertad de no aferrarnos ni al enojo ni al deseo de venganza. El odio se debilita cuando no lo reforzamos.
“Como una roca sólida no es movida por el viento, así el sabio no es sacudido por el elogio o la culpa.”
(Dhammapada, 81)
4. Gratitud
El Buddha enseñó que incluso las dificultades pueden ser maestros. Ver las lecciones en cada experiencia desarrolla sabiduría, y con ella, la gratitud. Este cambio de perspectiva transforma al odio en crecimiento interior.
“Aquel que reconoce el beneficio recibido es noble.”
(Saṃyutta Nikāya, SN 7.17)
5. Amor compasivo
El amor benevolente (mettā) es el antídoto directo contra el odio. Cultivar mettā purifica el corazón, disuelve la agresividad y genera aceptación y deseo de bienestar hacia todos los seres.
“Así como una madre protege con su vida a su hijo único, así debe uno cultivar un corazón sin límites hacia todos los seres.”
(Sutta Nipāta, Karaṇīyamettā Sutta, Sn 1.8)
6. Felicidad
La mente dominada por el odio no puede ver con claridad. El Buddha dijo que una mente feliz y tranquila es fértil para la sabiduría. La verdadera felicidad surge de la paz interior, y en esa claridad, el odio pierde fuerza.
“No hay fuego como la pasión, no hay agarre como el odio, no hay red como la ilusión, no hay río como el deseo.”
(Dhammapada, 251)
7. Ecuanimidad
La ecuanimidad (upekkhā) es el equilibrio interno que permite actuar sin dejarse arrastrar por los extremos del gusto y el disgusto. Con ecuanimidad podemos responder al odio sin reaccionar con más odio. Es el cimiento de la sabiduría y la compasión madura.
“El sabio se mantiene sereno, igual en la crítica que en el elogio, igual en la ganancia que en la pérdida.”
(Itivuttaka 96)
CIERRE
En lugar de reaccionar con aversión ante el odio, el camino del Buddha nos invita a cultivar cualidades internas que transforman esa energía destructiva en sabiduría, compasión y paz. Las siete alternativas propuestas por La Sangha.org no son solo buenos consejos: son prácticas vivas que, cuando se cultivan con sinceridad, tienen el poder de cambiar nuestro mundo interior y nuestras relaciones con los demás.
Gracias x las enseñanzas!!!!!
Muchas gracias a ti por acompañarnos ☺️🙏