¿DÓNDE ESTÁ ESA EMOCIÓN?

Explorando su naturaleza insustancial desde el Buddhismo Theravāda

Las emociones parecen tan reales cuando surgen. Sentimos alegría, ira, miedo o tristeza y creemos que nos pertenecen, que forman parte de “quiénes somos”. Pero ¿dónde se encuentra exactamente esa emoción que sentimos? ¿En el cuerpo? ¿En la mente? ¿O en ninguna parte?


Emociones en la psicología moderna

Desde la psicología, las emociones se entienden como procesos complejos que involucran:

  • Respuestas fisiológicas (cambios en la respiración, ritmo cardíaco, tensión muscular).
  • Valoración cognitiva (la interpretación que hacemos de la situación).
  • Conducta expresiva (gestos, palabras, posturas).

No son entidades fijas, sino respuestas dinámicas que cambian con la experiencia y el contexto.

Emociones en el Buddhismo Theravāda

En el análisis buddhista, las emociones se consideran parte de los procesos mentales condicionados, llamados saṅkhāra.

  • Surgen por contacto (phassa) entre sentidos y objetos.
  • Se apoyan en sensaciones (vedanā) de placer, displacer o neutralidad.
  • Son transitorias (anicca), insustanciales (anattā) y carecen de identidad propia.

El Buddha enseña que toda experiencia emocional es un proceso condicionado que surge y cesa según causas y condiciones. No hay una “emoción” como algo fijo o sólido; hay, en cambio, una cadena de percepciones, sensaciones y pensamientos que llamamos “alegría”, “ira” o “miedo”.

Observando directamente

Cuando observamos una emoción con atención plena (sati), podemos notar cómo cambia instante a instante. Lo que parecía una entidad sólida se revela como una serie de movimientos en la mente y el cuerpo: calor en el pecho, pensamientos repetitivos, tensión muscular, interpretaciones mentales. Todo ello es proceso, no cosa.

Reflexión final

Si una emoción no tiene un lugar fijo, ni una forma definida, ni una identidad propia, ¿qué estamos defendiendo cuando decimos: “soy mi ira” o “soy mi alegría”?
Quizás, al reconocer su naturaleza insustancial, podamos relacionarnos con las emociones sin aferrarnos ni rechazarlas, simplemente viendo cómo surgen y cómo se disuelven.

Como dijo el Buddha:
“Sabbe saṅkhārā aniccā… sabbe dhammā anattā.”
Todo lo compuesto es impermanente; todo lo compuesto es insatisfactorio; todos los fenómenos no tienen yo. (Dhammapada 277-279)

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